28 septiembre 2009

El diccionario de los sentires: Será que las cosas no vuelven al mismo lugar...

"Altitud", San José de Costa Rica 2007


Buscarte. Encontrarme. Encontrarte. Perderme. Perderte. Buscarme. Encontrarte otra vez.
Es, en pocas palabras, la secuencia propuesta de la táctica y estrategia de la escondida.
El diccionario de los sentires: Lugares

"Sudeste", San Rafael 2009

¿Existe un "lugar en el mundo"?

El diccionario de los sentires: Amanecer

Yo no sé por qué no lo llaman nuestro ocaso.

24 septiembre 2009

El diccionario de los sentires: Guiño

En momentos de caos anímico -que penetra incluso en sueños- y lágrimas contenidas, no hay nada más lindo que alguien sonría por algo que hiciste pensando en que una persona lo haga.

12 septiembre 2009

El diccionario de los sentires: Respirar

"Océano de Enero", Rio de Janeiro 2009.

No es cuestión de pulmones o branquias.
Más bien de pintar de azul marino la resignación.
El diccionario de los sentires: Yo te sigo a todas partes, a donde vás...

"Uruguayidad", Precordillera de los Andes 2009

Hay tantas cosas, yo solo preciso dos:
este mate y vos, este mate y vos.
El diccionario de los sentires: Escuchar el viento

"Silencio", Cordillera de los Andes 2009.

El arte de la comunicación consiste en saber dominar los silencios.

Incluso, reconociendo, que calladito no soy más bonito.

11 septiembre 2009

El diccionario de los sentires: Across the Universe

"¿Que sentís cuando estás con una persona y tenés cerca tuyo cosas que te regaló otra persona?"

¿Cercanía física o del corazón...?

Someday, somehow, someone´s gonna change your world.
El diccionario de los sentires: Sudestada

Dícese de una tormenta de sentimientos que desestabiliza tus pensamientos.
El diccionario de los sentires: Elogio de las conjugaciones

Vivir palabras en los idiomas latinos es más traumático que en los idiomas sajones.
Ellos, los sajones, prefieren ahorrar espacios, hilando palabras con agujas filológicas cómo los alemanes y casi sin prestaciones desinenciales, como los ingleses. Los latinos, por otra parte, vivimos el tiempo, perdiéndonos en la versátil variedad de la conjugación, como los españoles, en las palabras melódicas como los portugueses y franceses o en esa atracción al corazón que es el italiano.
En español, el pretérito perfecto de tan perfecto no vuelve jamás, el pasado imperfecto es la nostalgia inaudita, el futuro simple ahoga las dudas y el futuro perfecto se las sabe todas. El condicional estipula escenarios deseados que el subjuntivo convierte en escenarios apuesta.
El presente, mientras piensa en el pasado y en el futuro, navega entre la dimensión simbólica y la material, donde poco parece importar en que parte del mundo estamos, sino más bien, qué es aquello que necesitamos.
¿Qué necesitamos para qué o por qué? ... La pregunta parece no tener respuestas ni en el futuro ni el pasado.