26 agosto 2008
Expectativas
15 minutos para conquistarte son pocos.
Volver cuatro años atrás imposible.
Agendar una terapia interactiva un poco extraño.
Cerremos los ojos.
Me levanté antes de lo previsto.
El agua fluía más rápidamente.
Elegí la ropa.
Nunca lo hago.
Me perfumé más que siempre.
Cerré con llave entusiasmado.
Paradoja.
Caminé pensando en nada.
Saqué boleto.
Solo de ida.
Pedí una birome y un Cabsha.
El kioskero no me dió monedas ni Cabsha.
15 son pocos, más si recién llego a vos en Lynch.
Viene el tren.
Me dieron cosquillas.
Vino el tren.
Subí en la puerta y horario que acordamos.
Te busqué entre la gente.
Hasta donde mi astigmatismo permite.
Esperé estaciones donde se desciende.
Hay muchas donde no lo hacen.
El tren se movió.
Por inercia no llegaste a mí.
Los pasajeros están en otro mundo.
Y tambien en el que iba a ser nuestro.
Me quedé sin hacer nada.
Sin emociones ni besos de mentira.
Otra mañana.
Te busqué otra vez al bajar.
Innecesariamente.
Caminé las mismas cuadras.
Crují hojas del otoño que pasó.
Perseguí el aroma del café.
Dudé en el amarillo del semáforo.
Esquivé perros con rumbo.
Observé a una niña sorprendida por una paloma.
Presencié cuando abrió la tintorería.
Pensé en francés.
Escuche quejarse a una señora.
Reconocí la misma clínica de todas las tardes.
Me dió dolor de panza.
No saludé al portero porque no estaba.
Llegué 32 minutos antes al trabajo.
La puerta rechinó como todos los días.
Prendí la notebook y levanté la persiana.
Huit heures treinte quatre.
Apagué la banda de sonido de Amélie.
Me comí tu Marroc.
El tuyo.
El nuestro.
15 minutos para conquistarte son pocos.
Volver cuatro años atrás imposible.
Agendar una terapia interactiva un poco extraño.
Cerremos los ojos.
Me levanté antes de lo previsto.
El agua fluía más rápidamente.
Elegí la ropa.
Nunca lo hago.
Me perfumé más que siempre.
Cerré con llave entusiasmado.
Paradoja.
Caminé pensando en nada.
Saqué boleto.
Solo de ida.
Pedí una birome y un Cabsha.
El kioskero no me dió monedas ni Cabsha.
15 son pocos, más si recién llego a vos en Lynch.
Viene el tren.
Me dieron cosquillas.
Vino el tren.
Subí en la puerta y horario que acordamos.
Te busqué entre la gente.
Hasta donde mi astigmatismo permite.
Esperé estaciones donde se desciende.
Hay muchas donde no lo hacen.
El tren se movió.
Por inercia no llegaste a mí.
Los pasajeros están en otro mundo.
Y tambien en el que iba a ser nuestro.
Me quedé sin hacer nada.
Sin emociones ni besos de mentira.
Otra mañana.
Te busqué otra vez al bajar.
Innecesariamente.
Caminé las mismas cuadras.
Crují hojas del otoño que pasó.
Perseguí el aroma del café.
Dudé en el amarillo del semáforo.
Esquivé perros con rumbo.
Observé a una niña sorprendida por una paloma.
Presencié cuando abrió la tintorería.
Pensé en francés.
Escuche quejarse a una señora.
Reconocí la misma clínica de todas las tardes.
Me dió dolor de panza.
No saludé al portero porque no estaba.
Llegué 32 minutos antes al trabajo.
La puerta rechinó como todos los días.
Prendí la notebook y levanté la persiana.
Huit heures treinte quatre.
Apagué la banda de sonido de Amélie.
Me comí tu Marroc.
El tuyo.
El nuestro.
21 agosto 2008
17 agosto 2008
16 agosto 2008
Cartas al maestro ciruela
Tengo pasión por el papel: El papel escrito, el papel volcado, el papel sentido, el papel que transmite más que aquello que en él está significantemente significado.
Mi niño desarrollado prefiere para garabatear las hojas blancas sin restricciones. Mi adulto analítico para ordenar requiere hojas cuadriculadas que acepten cursivas imprecisas de apuntes de facultad. Las chispas entre los dos recomiendan hojas rayadas de las cuales, por el momento, huyo.
Dentro del universo de los papeles, se me hace imposible resistirme a los papeles con dobleces. Un doblez es como sumar 10 segundos al contador de la escondida. Y llegar a desdoblar por completo el papel, la sorpresa encubierta que se desviste ante la ansiedad. La cantidad de dobleces es significativa: Un doblez me suena pobre, dos dobleces insuficientes, tres dobleces la cantidad exacta y cuatro dobleces un poco exagerado.
Me encanta abrir papeles con dobleces. Más si son cartas. Cartas a un maestro ciruela:
"Para: Maxi
De: Mónika y Andrea
Bueno primero que nada esperamos que estés bien. Queremos decirte que esperamos que te vaya bien en tu viaje y que puedas ver a tu familia que es lo que más quieres.
Tambien decirte que con el poco tiempo que has estado aqui nos hemos dado cuenta lo buena persona que eres, además de simpático y lindo.
Y nos gustaría mucho en verdad que te quedaras como nuestro profe, pero sabemos que no es posible. Ojalá nunca, nunca, nunca cambies porque eres uno de los pocos profes que en verdad nos han caído muy bien. Aunque en realidad eres más un amigo. Se nos olvidaba decirte que nos encanta como hablas, tienes un acento muy lindo.
Esperamos de verdad volver a verte algun día. Y si vienes a Costa Rica en otra ocasión ven a visitarnos al cole.
No cambies, que eres muy lindo así. Sonríe siempre porque eres especial".
Las cartas me llenan el alma. Más, si como ésta, venía acompañada de un sentimiento que te llena y un chocolate.
Aún hoy no entiendo como llegue a ser profesor o maestro. En principio, el ofrecimiento me cayó como un papel con cinco dobleces. Luego de meditaciones leves, fluidas dubitaciones y excesos de actividad neuronal que no excedieron los 12 minutos, mi intriga respondió a mi amiga Majo, coordinadora de los grupos: Dale. Apenas media hora atrás había salido del Santamarina. Y de las ciruelas, solo voy a decir que me las confundía con las cerezas. Pero yo confundo muchas cosas...
Para que negarlo, los segundos previos dieron temor. ¿Profesor? ¿En un país que no es el mío? ¡¿De inglés!?... Unas horas antes de empezar hablé con el director del colegio, casado con una panameña, simpatizante de(l) Boca y anti-ALCA él. Creyó que, habiendo pasado 5 meses en los cuales había días enteros dónde mi única comunicación en español era con un espejo silencioso e insolente, era suficiente. Diana, la pecosa ¿preceptora? de ojos verdes, pipi ella, también.
Preparado no estaba. Al llegar al Canadá, enseñar español era una posibilidad. Llevé conmigó 6 mini libros de Billiken de Gramática, Ortografía y cuestiones básicas de la Lengua de Cervantes. Sin embargo, enseñar inglés, aunque mi mamá es profesora, jamás había estado en mis planes.
El primer día, back in Quepos, fue intenso. Majo me ayudó desde el primer momento con el material. Las fotocopias que serían mi herramienta de la fecha explicaban el horóscopo chino. He aquí un dato importante: todos los alumnos eran nacidos en el 92 o el 93. La variedad escaseaba y 10 animales sobraban. Y no me consulten ¿Qué es Ox? porque diccionario no tengo... Moraleja: Nunca en una clase con personas de la misma edad pregunten sobre su animal en el horóscopo chino.
"Para: Maxi
De: Doris Fuentes
Te deseo lo mejor. Espero tengas una bonita familia y espero nunca never ever te olvides de mí. Yo no te voy a olvidar, eres el mejor profesor que he conocido.
Te voy a extrañar y recordar siempre.
Cuidate, te quiero mucho, con amor.
Doris"
El segundo día empece en otro curso: Con los trece y catorceañeros la relación fue mucho mejor. Con Doris, nicaragüense ella, le contábamos a los ticos como usar el "we weren`t born here". También Doris, McDonald y tica ella, nos ayudaba a enseñar el "both of us are named Doris". Con Julio jugabamos en los recreos al ajedrez y al Uno después de hora. Karen preguntaba todo y era la única que quería aprender. Wilber solía molestar a todo el mundo y caía en mi tarea extra a menudo. Muchos tenían intenciones de escaparse al baño durante la hora pero la mayoría, lo cual no es poco, se quedaba.
Cuando la 1h20 diaria parecía no terminarse teníamos tres temas principales de conversación: el Bailando por un sueño de Teletica, los modismos argentinos y Floricienta. De Bailando por un sueño, sólo pensábamos cuando vendría Nado Sincronizado por un sueño, que todos teníamos muchos sueños y también mucho sueño. De los modismos, intentaba no enseñar muchas palabrotas. Pero insisto que en Argentina somos muy malhablados. Por último, ¿Ud. conoce a Floricienta? era pregunta recurrente. Y yo explicaba una y otra vez que ella cursaba la materia Psicología del CBC los martes y viernes a la mañana en la misma aula del subsuelo de la Sede Uriburu en que yo cursaba la misma materia en el horario siguiente. También les daba mi impresión que era más linda personalmente que en cámara. Nunca supe porqué por los pasillos del colegio, chicas del curso de aquél horóscopo chino me decían: Florentiiiiino.
Si al maestro ciruela le daban una manzana, yo prefería el chocolate blanco. No hubo inauguración de polideportivo, ni película de Rey León, ni Tierna y Dulce historia de amor. Debo reconocer sin embargo que los colochos de los diecisiete de Evelyn no paraban de mostrarse desafiantes todos los días en el patio del colegio. Me clavaba la mirada fijamente mientras evaluaba su trabajo en la feria científica de ciencias naturales (¿cuando una de ciencias sociales?), en la calle que lindaba con el mar y que yo recorría varias tardes, y ambos, los colochos y la mirada fija, al llenarme a preguntas de brackets recién nuevos mientras revisaba y escribía correos en el cybercafé. Intimidado por una colegiala. Sí, suena a título de película...
"Para: Maxi
De: Doris McDonald
Eres una persona super divertida y entusiasta. Eres una persona que no se rinde tan fácilmente y un profe al cual admiro y en quien creo que tiene la capacidad de lograr lo que quiera, sin querer dañar a las personas que lo rodean. Nunca te rindas, logra siempre lo que creas y no te dejes influenciar ni que te dañen. Espero que vuelvas a venir a Costa Rica de nuevo,
Cuidate mucho, te quiero mucho,
Doris"
Descubrí que, como profesor, soy de los que regala puntos. Luego de varias explicaciones de la famosa lista de verbos regulares e irregulares, en el exámen terminé por sucumbir: "Beat... mmm... yo te diría que es tan irregularmente regular que hasta no cambia nada". A pesar de haber explicado una y otra vez como escribir los trayectos para llegar de un punto al otro, debí diferenciar left de right, mencionando la tienda de Ned Flanders. Entendí que gesticulo mucho y me desgasto más con mis palabras que con mis gestos. Cuando todos terminaron y la sirena había levantado la mano, le pedí a Doris que no llorara y le ayudé a completar su exámen.
Comprendí que puedo intentar ser maestro. Mas amigo que maestro. Ya no confundo las cerezas con las ciruelas. Y sigo releyendo una y otra vez las cartas. Y al terminar, hago, uno, dos, tres. Número justo de doblez.
Tengo pasión por el papel: El papel escrito, el papel volcado, el papel sentido, el papel que transmite más que aquello que en él está significantemente significado.
Mi niño desarrollado prefiere para garabatear las hojas blancas sin restricciones. Mi adulto analítico para ordenar requiere hojas cuadriculadas que acepten cursivas imprecisas de apuntes de facultad. Las chispas entre los dos recomiendan hojas rayadas de las cuales, por el momento, huyo.
Dentro del universo de los papeles, se me hace imposible resistirme a los papeles con dobleces. Un doblez es como sumar 10 segundos al contador de la escondida. Y llegar a desdoblar por completo el papel, la sorpresa encubierta que se desviste ante la ansiedad. La cantidad de dobleces es significativa: Un doblez me suena pobre, dos dobleces insuficientes, tres dobleces la cantidad exacta y cuatro dobleces un poco exagerado.
Me encanta abrir papeles con dobleces. Más si son cartas. Cartas a un maestro ciruela:
"Para: Maxi
De: Mónika y Andrea
Bueno primero que nada esperamos que estés bien. Queremos decirte que esperamos que te vaya bien en tu viaje y que puedas ver a tu familia que es lo que más quieres.
Tambien decirte que con el poco tiempo que has estado aqui nos hemos dado cuenta lo buena persona que eres, además de simpático y lindo.
Y nos gustaría mucho en verdad que te quedaras como nuestro profe, pero sabemos que no es posible. Ojalá nunca, nunca, nunca cambies porque eres uno de los pocos profes que en verdad nos han caído muy bien. Aunque en realidad eres más un amigo. Se nos olvidaba decirte que nos encanta como hablas, tienes un acento muy lindo.
Esperamos de verdad volver a verte algun día. Y si vienes a Costa Rica en otra ocasión ven a visitarnos al cole.
No cambies, que eres muy lindo así. Sonríe siempre porque eres especial".
Las cartas me llenan el alma. Más, si como ésta, venía acompañada de un sentimiento que te llena y un chocolate.
Aún hoy no entiendo como llegue a ser profesor o maestro. En principio, el ofrecimiento me cayó como un papel con cinco dobleces. Luego de meditaciones leves, fluidas dubitaciones y excesos de actividad neuronal que no excedieron los 12 minutos, mi intriga respondió a mi amiga Majo, coordinadora de los grupos: Dale. Apenas media hora atrás había salido del Santamarina. Y de las ciruelas, solo voy a decir que me las confundía con las cerezas. Pero yo confundo muchas cosas...
Para que negarlo, los segundos previos dieron temor. ¿Profesor? ¿En un país que no es el mío? ¡¿De inglés!?... Unas horas antes de empezar hablé con el director del colegio, casado con una panameña, simpatizante de(l) Boca y anti-ALCA él. Creyó que, habiendo pasado 5 meses en los cuales había días enteros dónde mi única comunicación en español era con un espejo silencioso e insolente, era suficiente. Diana, la pecosa ¿preceptora? de ojos verdes, pipi ella, también.
Preparado no estaba. Al llegar al Canadá, enseñar español era una posibilidad. Llevé conmigó 6 mini libros de Billiken de Gramática, Ortografía y cuestiones básicas de la Lengua de Cervantes. Sin embargo, enseñar inglés, aunque mi mamá es profesora, jamás había estado en mis planes.
El primer día, back in Quepos, fue intenso. Majo me ayudó desde el primer momento con el material. Las fotocopias que serían mi herramienta de la fecha explicaban el horóscopo chino. He aquí un dato importante: todos los alumnos eran nacidos en el 92 o el 93. La variedad escaseaba y 10 animales sobraban. Y no me consulten ¿Qué es Ox? porque diccionario no tengo... Moraleja: Nunca en una clase con personas de la misma edad pregunten sobre su animal en el horóscopo chino.
"Para: Maxi
De: Doris Fuentes
Te deseo lo mejor. Espero tengas una bonita familia y espero nunca never ever te olvides de mí. Yo no te voy a olvidar, eres el mejor profesor que he conocido.
Te voy a extrañar y recordar siempre.
Cuidate, te quiero mucho, con amor.
Doris"
El segundo día empece en otro curso: Con los trece y catorceañeros la relación fue mucho mejor. Con Doris, nicaragüense ella, le contábamos a los ticos como usar el "we weren`t born here". También Doris, McDonald y tica ella, nos ayudaba a enseñar el "both of us are named Doris". Con Julio jugabamos en los recreos al ajedrez y al Uno después de hora. Karen preguntaba todo y era la única que quería aprender. Wilber solía molestar a todo el mundo y caía en mi tarea extra a menudo. Muchos tenían intenciones de escaparse al baño durante la hora pero la mayoría, lo cual no es poco, se quedaba.
Cuando la 1h20 diaria parecía no terminarse teníamos tres temas principales de conversación: el Bailando por un sueño de Teletica, los modismos argentinos y Floricienta. De Bailando por un sueño, sólo pensábamos cuando vendría Nado Sincronizado por un sueño, que todos teníamos muchos sueños y también mucho sueño. De los modismos, intentaba no enseñar muchas palabrotas. Pero insisto que en Argentina somos muy malhablados. Por último, ¿Ud. conoce a Floricienta? era pregunta recurrente. Y yo explicaba una y otra vez que ella cursaba la materia Psicología del CBC los martes y viernes a la mañana en la misma aula del subsuelo de la Sede Uriburu en que yo cursaba la misma materia en el horario siguiente. También les daba mi impresión que era más linda personalmente que en cámara. Nunca supe porqué por los pasillos del colegio, chicas del curso de aquél horóscopo chino me decían: Florentiiiiino.
Si al maestro ciruela le daban una manzana, yo prefería el chocolate blanco. No hubo inauguración de polideportivo, ni película de Rey León, ni Tierna y Dulce historia de amor. Debo reconocer sin embargo que los colochos de los diecisiete de Evelyn no paraban de mostrarse desafiantes todos los días en el patio del colegio. Me clavaba la mirada fijamente mientras evaluaba su trabajo en la feria científica de ciencias naturales (¿cuando una de ciencias sociales?), en la calle que lindaba con el mar y que yo recorría varias tardes, y ambos, los colochos y la mirada fija, al llenarme a preguntas de brackets recién nuevos mientras revisaba y escribía correos en el cybercafé. Intimidado por una colegiala. Sí, suena a título de película...
"Para: Maxi
De: Doris McDonald
Eres una persona super divertida y entusiasta. Eres una persona que no se rinde tan fácilmente y un profe al cual admiro y en quien creo que tiene la capacidad de lograr lo que quiera, sin querer dañar a las personas que lo rodean. Nunca te rindas, logra siempre lo que creas y no te dejes influenciar ni que te dañen. Espero que vuelvas a venir a Costa Rica de nuevo,
Cuidate mucho, te quiero mucho,
Doris"
Descubrí que, como profesor, soy de los que regala puntos. Luego de varias explicaciones de la famosa lista de verbos regulares e irregulares, en el exámen terminé por sucumbir: "Beat... mmm... yo te diría que es tan irregularmente regular que hasta no cambia nada". A pesar de haber explicado una y otra vez como escribir los trayectos para llegar de un punto al otro, debí diferenciar left de right, mencionando la tienda de Ned Flanders. Entendí que gesticulo mucho y me desgasto más con mis palabras que con mis gestos. Cuando todos terminaron y la sirena había levantado la mano, le pedí a Doris que no llorara y le ayudé a completar su exámen.
Comprendí que puedo intentar ser maestro. Mas amigo que maestro. Ya no confundo las cerezas con las ciruelas. Y sigo releyendo una y otra vez las cartas. Y al terminar, hago, uno, dos, tres. Número justo de doblez.
15 agosto 2008
Misión
No hace mucho tiempo coleccionaba estampillas de lugares remotos: Nicosia, Reykjavik, Cairns, Ciudad del Cabo, Helsinki, Praga, La Paz. Tan remotos como Buenos Aires para ellos.
Una noche fría de enero, un alma receptora me planteó: "Tal vez tu hayas tenido que venir a dejar un mensaje. A ella y a todos nosotros. Como un cartero".
¿Existe una misión en el mundo? At this time being I wonder what it´s all about...
Muy lejano, descansa bajo un árbol raquítico y el agua pacífica de Chiloé, el cartero de Neruda.
No hace mucho tiempo coleccionaba estampillas de lugares remotos: Nicosia, Reykjavik, Cairns, Ciudad del Cabo, Helsinki, Praga, La Paz. Tan remotos como Buenos Aires para ellos.
Una noche fría de enero, un alma receptora me planteó: "Tal vez tu hayas tenido que venir a dejar un mensaje. A ella y a todos nosotros. Como un cartero".
¿Existe una misión en el mundo? At this time being I wonder what it´s all about...
Muy lejano, descansa bajo un árbol raquítico y el agua pacífica de Chiloé, el cartero de Neruda.
12 agosto 2008
10 agosto 2008
De relatos y percepciones
En un principio lo intuíste. Luego te ayudé cuando salió por todos mis poros: "Vos si que sos un personaje...", sonreíste.
En un principio lo intuíste. Luego te ayudé cuando salió por todos mis poros: "Vos si que sos un personaje...", sonreíste.
Y yo, por primera vez en la vida, allí en los 400 con vallas donde la metáfora le pasa la posta a la linealidad, sentí desconcierto, angustia, inquietud, temor, introspección, dolor, subterfugismo, deseo de resguardo, todoesoytodojunto.
Luego me clavaste: ¿Con qué personaje te identificás?
Entonces te diste cuenta que me había sumergido en la página 46, entre estrellas de mar y la A de tu nombre, perdiendo la noción de lo ideal y lo real, de lo soñado y de lo buscado, del semáforo en la avenida.
Sinergia
Y las vidas posibles colisionaron.
Luego se observaron, se sentaron a la mesa, se escucharon, se tomaron de la mano.
Posteriormente se intersectaron, pidieron el mismo postre de avellanas, se mezclaron, se tantearon.
Cuando caía la noche se seducieron, respiraron las mismas flores, se hablaron al oído, se tocaron, se enredaron.
En lo profundo se quisieron, descansaron en la misma almohada, se perdieron, siendo ya sueños se soñaron.
Se pegaron con voligoma en un collage. En las 4 esquinas y en el centro.
Y luego de unirse, como quien no quiere la cosa, se convirtieron cada vez más en mi propia vida.
Y las vidas posibles colisionaron.
Luego se observaron, se sentaron a la mesa, se escucharon, se tomaron de la mano.
Posteriormente se intersectaron, pidieron el mismo postre de avellanas, se mezclaron, se tantearon.
Cuando caía la noche se seducieron, respiraron las mismas flores, se hablaron al oído, se tocaron, se enredaron.
En lo profundo se quisieron, descansaron en la misma almohada, se perdieron, siendo ya sueños se soñaron.
Se pegaron con voligoma en un collage. En las 4 esquinas y en el centro.
Y luego de unirse, como quien no quiere la cosa, se convirtieron cada vez más en mi propia vida.
06 agosto 2008
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