16 abril 2008

Perdidos en el tiempo: Sueños electrónicos o lo que Verne no nos legó


Cuenta la historia que, desde los 6 años, Wolfgang Amadeus Mozart deleitaba a la mansión imperial de Viena, con su inigualable destreza frente al piano. De aquella época hay varias anecdotas. Nos ocuparemos de una en particular: Un día, en los jardines del palacio de Schömbrunn, Mozart jugaba con otros niños y niñas de su edad, cuando tropezó y cayó al suelo. Sólo risas y burlas se escuchaban alrededor. Todas menos las de María Antonieta. Quien sería luego la Reina de la Francia pre-revolucionaria, lo ayudó a Wolfgang a ponerse de pie y le limpió el empolvado traje que se había manchado, a lo que el pequeño, enjuagado en llanto, le expresó: "Gracias, cuando sea grande me casaré contigo".

El pequeño Mozart y María Antonieta siguieron caminos diferentes. Sólo me imagino que, si en esa época de cortes y trajes, de palacios y princesas, hubieran existido medios electrónicos, el destino podría haber sido diferente. "Entre cavilaciones, soñe que me envíabas un mail", expulsó en su insomnio el pequeño Mozart. "Si, y vos m rspndis cn 1 msjto d txt", abrevió la un año mayor María Antonieta.

Eso es parte de lo que Verne no nos legó. Quizás Mozart y María Antonieta se habrían casado. Quizás no.


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