27 julio 2008

El dia que empecé a odiar los aeropuertos...

ó lo que es lo mismo... que me comenzaron a dar miedo.

La penúltima vez que pisé un aeropuerto sentí un dolor muy grande. Los sentimientos vienen desde mucho antes, desde el 2003. Sin embargo, voy con esta fecha porque allí como un espectador externo más tuve la posibilidad de vivenciarlo a pasos cancinos.

Era jueves. Era de noche. Era en Ezeiza. Una pareja de amigos panameños atravesaba el recinto de scanners, los crueles despachantes de aduana y las odiosas migraciones, en una secuencia que no sigue esta sintaxis.

En el mientras tanto, en esa espera que solo se vive en la ciudad de la espera, observaba los abrazos de reencuentro, las sonrisas, los carteles, la alegria entremezclada en llantos y sonrisas, las ganas de correr contenidas: Los cinco segundos que hay entre el carrito y la maleta y el contacto piel con piel, abrigo con abrigo. El sello del pasaporte dice: "Residente". Es la vida.

En el otro mientras tanto, sólo un piso más arriba. las sonrisas, los carteles, las ganas de correr contenidas se devuelven. Hay momentos durísimos en la vida de una persona. Ese es uno: Pasás ese muro, porque es eso, un muro, y frente a ellos está el todo que son ellos y la nada que es el muro y detrás tuyo, detrás tuyo también están el todo y la nada.
El día que regresaba a Buenos Aires después de 10 meses recorriendo otras vidas posibles, recuerdo una niña con acento bogotano que no pisaba los 6. Corrió a su papá que partía, probablemente Manu Chao clandestino. Sus ojitos destrozados. Los del papá, creo que más. Y se mordía los labios. No importan los oficiales de policía que te dan un espaldarazo y te dicen "Ya vas a volver". Se equivocan, el sello del pasaporte es claro: "Ud. aún no tiene pasaje de regreso". Es la muerte.

En ese transcurrir de la espera, el cordón doble de zapatillas ahogaba mi garganta y vidriaba mis ojos hasta que tomen su color raro de llorar. Me recordé en cada uno de esos momentos y en cada uno de aquellos lugares.
Hay muchos donde "All that time she was silent still...". Hay dos en donde creo tomamos la decisión correcta: Jugamos al Sr. Taca una madrugada y su servicio telefónico de atención al cliente que apestaba y no te daba soluciones. Era en ese mismo Ezeiza. Jugamos a la pulseadita china un mediodía. Recuerdo que te gané la serie a 10 por 2 juegos a 1, pero eso era lo de menos. Te dije algo y lo recuerdo mucho. Era en una estación de buses, de las más limpitas de Latinoamérica. Así recorrí mi vida de partidas y arribos en 39 fotogramas postizos.

Los aeropuertos son como los hospitales. Con un piso de diferencia encontras la vida y también te chocás con la muerte. Vivís la alegría y la desazón. Sentís el todo y también la nada...

No sé si el martes a la madrugada vaya al aeropuerto. El lunes a la noche tengo que decidir si a las 4 am tomo el 161 y después el 86. Y en el medio, en el medio está el todo y también la nada. Y aún la incertidumbre acosa. Y lo que ayer era, ya hoy no es. Ya imagino la pregunta de mi psicológa el lunes... Es la ciudad de la espera, pero ¿qué esperás?... No vas a ir a morirte de frío después en un invierno que ya te comió 10 días de una gripe... Interiormente creo que sé que es lo que finalmente haré. Y es algo que hoy en día, aunque también me duela, creo más importante.

Tal vez en el momento en que no se juegue la vida y la muerte, cuando no sea un hospital hipotecado, allí pueda volver a querer a los aeropuertos...

ó me provoquen una sonrisa... que es casi lo mismo.

5 comentarios:

Sabrina dijo...

bon chance, again =P

si tu aurais besoin quelque chose, ne doute pas de moi rapeller, d'acord?

(c'est bien? je oubliée beaucoup...)

Maximiliano dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Maximiliano dijo...

Pou: Merci beaucoup mon amie... Oui, ton français est bien!! Tant que il n`est pas quebecois, c`est jolie :) J´suis vache, tu sais! Je suis drole je pense, je comprends pas du tout a Montréal! (ou Mont Royal ;)
Je te telephonerai mon amie... au fin de la semaine, j`veux parler avec toi
je t`embrace!

johavaron dijo...

Mi última experiencia en el aeropuerto fue surreal, lloré todo el trayecto hasta Philadelphia, y luego en la fila de USA 3000 me sequé las lágrimas y me hice la serena. Pero estaba hecha añicos por dentro. Ese último abrazo que le di, me dolió profundamente. Me alegra saber que la próxima vez que pise un aeropuerto saltaré como loca de la alegría, ella afuera esperandome, yo impaciente en el carrusel tratando de reconocer mi maleta y ella afuera esperandome...
P.S :mE gustó mucho este post Sr Simoncelli

Maximiliano dijo...

Joha: Que puedo decirle... Muchas veces las personas te dicen que te comprenden o entienden pero es dificil saber lo que vive uno dentro. Y todo se vive diferente. Dejeme decirle que minimamente comprendo lo que Ud. sintio en aquel momento. Es doloroso ese momento donde el mitigar el dolor por fuera no complemento el adentro. Yo se que el proximo reencuentro la reconfortara mucho. Vio que en esos momentos no quiere uno esperar la valija, simplemente salir? Un abrazo Srta. Varon y Gracias.