25 enero 2007

Ojala que llueva café: Yo, barista?

Todo empezó una de las tantas tardes en las que caminaba hacia el restaurant. Pasaba por varios Starbucks, y al fondo, a la derecha, como este blog, escondido detrás de Chocolates Lugano-bandera suiza-cruz blanca sobre fondo rojo, asomaba el Café italiano (caffé del giorno dice a la entrada, no será della giornatta?) en el cual, actualmente, paso muchas de mis mañanas.
Debo reconocer que los azurri nunca me cayeron bien. Si bien mi apellido es más que tano y gran parte de mis antepasados también lo son, desde una mítica tarde de julio de 1990 en el San Paolo de Napoli, te-escucho-por-la-radio-maldito Totó Schillachi porfa-Goyco-atajalo-"Siamo fuori de la coppa", les tengo un cierto resquemor. De todos modos, me encuentro cada mañana bajo una lluvia de granos de café-tall or grande?-regular or decaf?, y como toda cadena alimenticia lo establece, no hay granos de café sin sus respectivos consumidores, provistos, vale aclarar de una importante saciedad.
Recuerdo la entrevista. Cuando la pregunta fue "por qué en un café?" saque mi mejor caradurez y respondí "It's because I'd like to become a barista". Claro, "si vos sos un comprador!", dirían mi amiga Sabrina de inglés y Joao, mi roommate.
Cuando, en mi segundo día, hubo que salir a la cancha, el portafiltro del café se escondió entre los restos basurísticos de la barra y mis ojos no percibieron ni sintieron tal pérdida como amenazante. Diez segundos después pensé que sería uno de los primeros y último café de mi corta carrera. Mi entrenador, manager, campeón canadiense 2006. Su rostro: Una erupción, cual varicela de oro negro. El mío: También.
Hubo algunos platos rotos el tercer día: todo el mundo conoce mi inhabilidad en el campo del equilibrio cual mozo, así que no esperen mucho.
Pasaron varios días hasta que tuve mi próxima oportunidad en la barra. Semanas después reconozco que me voy defendiendo, aunque aún me falte aprender bien las diferencias, pulir y el toque final al verter. Mientras tanto, la gente entra y sale como en una puerta giratoria y los granos de café llueven desde todos los puntos cardinales. De fondo escucho "Traditional Macchiato Low-Fat Extra Hot To Go" de alguna de mis compañeras con acento japonés. Y yo, mientras tanto, los invito cordialmente al regreso para prepararles un cortado, una lágrima o simplemente para que prueben mi café. Ahora.. esperen, deténgansen... solo por un segundo...... Yo, barista?!?!...

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