08 febrero 2007

Identidad II: Apellidos (enojos ortográficos)

Sin entrar en detalles sobre el uso del doble apellido o no, completamente usual en los registros civiles de casi toda Latinoamérica, cuasi-aristocrático y potencial nombre de avenida en las calles del sur, hoy voy a enfocarme en este sector de nuestra identidad nominal. Siendo surname para mi y last name para los canadienses, como el primer nombre, nuestro apellido nos hace responder 'presente' cada vez que lo pronuncian en las eternas listas de compañeritos de 1er grado no sin antes hacernos pensar, en ocasiones, en gracias lingüísticas y cargadas de malandrines.
Estimo que muchos de nosotros, compartimos aquello que implica el fastidioso momento de deletrear a un burócrata corbata blanca-tras escritorio-que pase el que sigue-vamos-que no tengo todo el día, cada una de las letras que sintagmáticamente nos ayudan a ser quienes somos. La sensación opuesta (que los López deben conocer muy bien), cabe aclarar, es el aliviado suspirar producto de saber que podremos omitir tales directivas. Sin embargo, para aquellos poseedores de apellidos como el mío, eso sólo ocurre en contadas ocasiones de la vida (quisiera creer que si viviera en Italia mi historia particular no contendría tal análisis).
Estando aquí, a veces, reconozco que durante el deletreo, me pierdo entre la 'i' (e) 'ai' (i) del inglés, y años atrás, cuando trabajaba en el call center, recuerdo, tuve un interesante intercambio de vocabulario deletreístico con un brasileño:
-H de Holanda.
-Nao e possivel! Voce escrive Olanda sin hache.
-Entonces, H de ..... (Hola? no, no, a ver si piensa que es Ola del mar, H de Honduras, no, no, a ver si ahí pasa lo mismo, H de Humberto, mmm) Bueno, la letra que ud. tiene a la derecha de la G y a la izquierda de la J por favor.
Algo similar a un enojoso desconcierto me ocurre cada vez que en Downtown gruño al ver que cercano al Stanley Park, la avenida West Cordova está a mi gusto, mal escrita. No me quiero imaginar que dirían en Córdoba Capital....
Si de las b y v se trata, y siguiendo en nuestro hincapié, yo también he pasado parte de mis minutos como soporte técnico deletrando comandos y aprendiendo que la V la nombran v pequeña, uV (no confundir con ultra violeta), v baja, y la b es b grande, o b alta (no hago referencia a la labial porque aún no se cual de las dos es). Es la de burro o la de vaca?... pues, yo no quiero pensar que la v de vaca aprobaba todas las materias y la b de burro se iba a marzo con un glorioso 1 en el examén de Química del 3er trimestre, pero mis B y V que aprendí en la primaria como B larga y V corta se fueron a nadar y se perdieron en el océano de mi habla hace ya algún tiempo atrás.
Entre tantos cambios de letras, cuenta la historia que allá, por los anocheceres del siglo XIX y los albores del XX, en el puerto de Buenos Aires, los inmigrantes que llegaban con un apellido pasaban las aduanas con uno diferente, tras una pequeña variación. De acuerdo a cada oficial particular, hasta el barco eras alguien (o antes de partir del muelle) y después tenías que ser otro, para empezar de nuevo. Calculo yo que esa era la estrategia gubernamental de aquella época, escondida, claro. Que harían en esos días los nombretraficantes con identificaciones falsas para entrar a los boliches vestidos con sombrero de copa o de dama antigua o comprar alcohol siendo menor de edad, pues, no lo sé, incluso el engañoso sentido común me indica que no existían (me fascinaría saber datos al respecto).
Mis amigos han sufrido tales situaciones: Camaño es Ud. el diputado? Espiñeira, espere, espere Espi cómo?.Ucciani hagame el favor y sáquese una c, Espinoza con s o con z, para mi con s, pero va con zeta!, Zoto (esa fue zarpada) en algún sobre de retirar fotos en Kodak que conservo en casa, me acuerdo del Almirante Popelka, personaje gracias al cual volví a despuntar este vicio de la escritura (futbolística en aquel caso), entre otros de dudosa escritura. En fin, no te olvides: va con doble t, con una z al final, la j es en realidad ch, primero con i, ck intermedia y con una y final. (paréntesis: como dicen la y, ye o i griega?).
El punto es que tanto aquí como en México, mi apellido ha corrido parecida suerte. Por empezar en cada cheque del restaurant mi nombre viene escrito como "Maximillano -sí, también el nombre- Simoncezu" (konichiwa). En todos los buses de larga distancia que he tomado en México, mi apellido ha sufrido diversas variaciones y todo esto gracias al personal tanto de TAP como de Estrella Plus. Por cuestiones históricas no muy felices y familiaridad del lenguaje con el nombre veníamos bárbaro, pero al pasar esa etapa, de acuerdo a como pronunciaba la segunda parte la persona del counter lo escribía de un modo diferente. A menudo, optaba por mostrar la ISIC y simplemente decir 'es como acá'. Sino, esperaba a ver con que me encontraba. Un día elegí cambiar, y mandé la original pronunciación del apellido, como sería en Italia. Tal vez, mi historia particular, entonces, pudiera dar un giro y gracias a Dante Alighieri suspiraría más seguido, como los López. Por si alguna vez lo tienen que escribir, les recuerdo que es: Simon como suena, después c de casa, e de Ecuador, doble l, e i de l'azurri al final. Pero en italiano, la c despues de la n, como la c del principio (Majo corregime), se pronuncia ch. Ticket verde, Hermosillo-Cd. Obregón, hora de salida 15hs de un soleado sábado sonorense de diciembre (hey, ya se había pasado las S que me perseguían), corramos que faltan 5 minutos para que salga. Y entonces, cuando recheckeo el ticket me encuentro con una sorpresa: -Espera, que dice acá? Simonchelli.... Para qué. Fabyta vos lo recordarás, estallaste en risa: Ch de chile, ch de chamoy, ch de chimichurri y Simonchelli con ch de chuuuuurro. Y pensar que a mi me encantaban los churros con dulce de leche bañados en chocolate de La 1ra de Saenz Peña -ouch, se me antojo uno-. En fin, si bien nominalmente seamos unos o seamos otros, creo que lo importante es no olvidarnos de ser nosotros mismos. Aunque no vendría mal de vez en cuando que aprendiéramos pronunciación y escritura de apellidos extranjeros. Habría más suspiros, menos fastidios, y una sopa de letras como la de la publicidad de Knorr, donde la cuchara se porta bien.

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